LOS POEMAS DE DAICHI: 75.—Dojin ni. Al hombre que está buscando la Vía.
Buscando profundamente el asiento bajo el bosque en la India,
Todas las ambiciones personales ya han sido rechazadas.
Hay esta piedra de zazen en la montaña,
Si un visitante viene aquí, romperé la ramita de pino y quitaré el musgo verde de la piedra.
El mundo concreto y el mundo espiritual se enlazan, no están separados. Materia y espíritu no están separados ni interior ni exteriormente.
La ramita de pino, representada en el rakusu, es el símbolo de la escuela soto zen. El asiento de zazen es la piedra en la naturaleza, claro.
Buscando arduamente el asiento bajo el bosque de la India es el zazen de Shakyamuni Buda. Hace muchos años el Buda se sentó bajo un árbol con total determinación y después de 40 días alcanzó el gran Despertar, Annutara Sammyak Sambodhi. Luego se le llamó el árbol de la Bodi, el árbol del Despertar.
El Maestro Deshimaru dice en sus comentarios: Es estúpido querer ir a la India; si vais a hacer zazen sobre el Asiento de Diamante, bajo del árbol de la Bodi, es que tenéis una mentalidad de ladrón. Es aquí y ahora que hay que hacer zazen, rechazando lo ordinario en nuestra vida cotidiana, nuestras ambiciones personales, nuestro temperamento de ladrón. Algunos quieren atrapar algo, tienen ambiciones, quieren robar algo de Dharma. Pero el ladrón que penetra en la habitación del Buda se da cuenta que sólo hay la luz de la luna que la aclara. Está vacía, nada que robar, ni siquiera el claro de la luna que ilumina la estancia. No es posible. Todo está aquí presente, completo.
En el zen el temperamento del ladrón es lo peor que hay, dice el maestro Deshimaru en sus comentarios. Hay que romperlo, rápido, cortar absolutamente. Encontrar perfectamente el verdadero mushotoku.
Debemos cortar todo para luego vivir de nuevo. Después de la muerte, de haber entrado en el ataúd, el ataúd de zazen, sólo entonces es posible recibir la transmisión del Dharma. No es posible utilizar el zen para el yoga, para las artes marciales o para cualquier otra empresa.
Una vez que hemos vestido el kolomo, que nos hemos afeitado la cabeza y nos hemos convertido en una cabeza redonda, entonces nuestro cuerpo se vuelve ligero. No hay ningún peso en nosotros. Tener una familia es un peso pesado, hay que cortar todo apego personal, toda ambición personal. Hay una roca, la piedra de zazen en la montaña. Cuando vienen visitantes, cualquier caso que sea, digo que hagan zazen en este dojo. Si el visitante vuelve, quitaré el musgo de la piedra y le invitaré a hacer un zazen fuerte, auténtico, verdadero.