Sanshodoei – Poemas de la Vía del Pino Real

Do es la vía. Sansho son los pinos reales. También es el nombre antiguo de la montaña Eihei donde el maestro Dogen tenía una pequeña ermita, debajo de los pinos reales. El maestro Dogen nunca utilizó Koan para enseñar a sus discípulos pero cada uno de estos poemas lo es. Tratan de la conciencia, paisajes, agua, luna, la naturaleza que no cambia. Siempre expresan la conciencia durante Zazen.

El Sanshodoei se publicó por primera vez un poco después de la muerte de Dogen, incluyendo también poemas que no están todos escritos por el mismo Dogen. Luego el maestro Menzan los publicó en 1747.

Zazen

Las olas mueren en la orilla,
El viento leve detiene su soplo,
La barca abandonada deriva lentamente,
En el silencio de la noche,
La luna en el firmamento profundo
Difunde su tranquila claridad.

Zazen

En el agua del espíritu sin mancha
El claro de luna se refleja.
Ahí incluso las olas se quiebran
Y se transforman en luz.

La Ermita Verde

En mi pequeña ermita helada,
Dormido o despierto,
Mis palabras sólo son estas:
Te lo ruego Shakyamuni Buda, dame tu compasión,
Dame tu fuerza, dame tu energía eterna y tu sabiduría.

Zazen

Nuestro espíritu no tiene color, nadie puede verlo,
Es exactamente como el rocío o la escarcha.

Por donde vaya, por donde venga,
El ave acuática borra sus huellas
Pero nunca pierde su camino.

Rai Hai. San-pai, veneración

Como la hierba en invierno,
Invisible en el campo cubierto de nieve,
El cuerpo de la garza blanca queda disimulado.

Cuando se zambulle o cuando se deja llevar
Por las olas que se mueven,
Quien podría distinguir la gaviota del pato mandarín.

¿Dónde está nuestro verdadero pueblo profundo en la montaña?
¿Dónde hay que buscarlo?
Nuestro verdadero pueblo está aquí,
Donde vivimos, aquí y ahora.

Sutra del Loto

El color de la montaña,
El sonido del valle,
Todo es de nuestro Buda Shakyamuni,
La voz y la santa postura.

Mujo, impermanencia

La vida, ¿qué imagen darle?
La del reflejo de la luna en una gota de rocío
Suspendida del pico de un ave acuática.

La Ermita Verde

De la cima de la montaña hasta el fondo del valle,
Como una queja estridente,
Repercute el canto de las cigarras.
¡Un día más ha pasado!