LOS POEMAS DE DAICHI: Poema 64.
El poema 64 parece que es un poema olvidado, sin título, sin comentarios, perdido. Como os dije el maestro Deshimaru comentó estos poemas en 1974. Durante el campo de verano de aquel año su secretaria Muriel cada día dejaba los poemas escritos en la entrada del lugar donde practicábamos, Bressuire. Todavía no teníamos templo zen y la práctica del verano tenía lugar en un instituto en medio de la ciudad. Al otro lado de la pared del dojo había una carretera nacional con camiones pasando continuamente. Era mi primer campo de verano como permanente, me acuerdo muy bien. Es interesante… También ese año el maestro Deshimaru había recibido su templo en Japón, Seikyu-ji. Un pequeño templo abandonado, sin uso. Cuando fue allí con dos o tres discípulos a estar unos días, hacer zazén y limpiar un poco, en una caja encontró un kesa de veinticinco bandas. Entonces durante aquel campo de verano hizo pasar este precioso kesa de cabeza en cabeza cuando estábamos recitando el Daisai Gedda Puku, el Sutra del Kesa. Fue algo fuerte, inestimable.
En aquella época el maestro tenía una secretaria, Muriel, una mujer muy fuerte, pero que tenía el defecto de querer apropiarse del maestro y no dejar que tuviera contacto con los otros discípulos. Era dominante y tenía celos de los demás, así que para los discípulos era difícil tener contacto con el maestro. Algún tiempo después, como dos años, Muriel abandonó el zen para practicar el budismo tibetano, donde continuó hasta su muerte hace dos años. Ella fue quien empezó a transcribir los kusen. Lo hacía muy bien, aunque no era una intelectual. Pero cuando se marchó quedaban muchas notas que no habían sido transcritas y este poema es uno de esos poemas perdidos.
El sabor hereditario del zen Soto ha sido transmitido por el linaje ortodoxo.
La aguja de oro ha sido penetrada en la oscuridad por la punta del hilo.
Desde entonces la hierba crece frente al monte Yoko.
Las plantas espirituales sobre toda la tierra son calientes como el humo.
De nuevo un poema con referencia a la transmisión entre Taiyo Kyogen y Tosu Gisei. El monte Yoko era donde estaba situado el templo del maestro Taiyo Kyogen. Éste estaba demasiado mayor y murió antes de poder darle la transmisión del Dharma a su discípulo Tosu, que era demasiado joven para recibirla. Antes de morir Taiyo Kyogen pidió a un amigo, después maestro del zen Rinzai, que cuando fuera adecuado transmitiera el ketsumyaku, el kesa y los cuencos, símbolos de la transmisión, a su discípulo íntimo Tosu Gisei. Como sabéis hay varios poemas del maestro Daichi sobre este tema. Sin duda porque habían aflorado críticas: ¡Oh, el zen Soto había desaparecido en esa época! No.
La aguja de oro marca los puntos, marca la Vía. Pero no es la aguja que penetra la tela, sino la aguja que está penetrada por el hilo. Shin, la aguja de acupuntura, el punto exacto de la práctica; difícil de encontrar, difícil de recibir. La transmisión del zen Soto ha continuado, la enseñanza verdadera del zazen en el mundo concreto se ha transmitido en la oscuridad. La aguja de oro significa transmitir, continuar la puntada de la Vía.
A veces los maestros mueren antes de transmitir, como pasó con el maestro Deshimaru. Entonces Niwa Zenji transmitió en su nombre, con la diferencia de que éste era maestro zen y además el mas alto encargado del templo japonés de Eihei-ji.
La costura de la aguja de oro crea una hermosa y larga linea continua. Las plantas espirituales que crecen son los estudiantes, calientes como el humo, es decir con mucha energía.