El paraíso y el infierno existen sólo en tu corazón».
Esta frase que le dijo un viejo monje cuando era adolescente trastornó todas las dudas que tenía el joven Deshimaru sobre el budismo, el paraíso y el infierno. Entendió en ese instante que era la existencia actual la que era portadora de divinidad y no un pasado caduco o un porvenir imprevisible.
Educado tradicionalmente por su familia, niño de principios del siglo XX- nació en 1914- vivió intensamente las preguntas existenciales de la juventud de su época. A los 18 años tiene un primer encuentro con el Maestro Zen Kodo Sawaki, amigo de su familia, quien luego se convertirá en su maestro durante toda su vida. Cuando su búsqueda se hace más esencial vuelve a encontrar al maestro Zen, éste le enseña la postura de Zazen y le presta su diario de notas. Encuentra un pensamiento no intelectual que le sorprende por su sencillez y su sabiduría profunda de la vida. Kodo Sawaki se vuelve su maestro, su guía, no sólo en la Vía del Zen sino también frente a las circunstancias buenas o malas de su existencia.
Cuando se declara la Segunda Guerra Mundial, Deshimaru se libra del ejército por causa de la miopía. Sin embargo, la compañía para la que trabaja le manda al sudeste asiático. Para llegar a Sumatra su barco, acompañado por buques de guerra japoneses, debe atravesar los mares vigilada por la aviación americana.
El viaje se vuelve un infierno, uno tras otros los barcos son atacados. Ante el peligro, Deshimaru no encuentra otra alternativa que hacer Zazen: Zazen sobre cajas de dinamita que eran parte de la mercancía del barco. Finalmente el barco llega a salvo a Sumatra donde pasará los últimos años del conflicto que agitó el mundo occidental y oriental.
En 1965 Kodo Sawaki está muy enfermo, le llama en su lecho de muerte y le ofrece recibir la ordenación de monje y su Transmisión para difundir la enseñanza Zen.
Kodo Sawaki siempre había rechazado el deseo de Deshimaru de ordenarse monje. Le decía “Tú eres un hombre de acción ¿qué vas hacer una vez que seas monje? ¿Pasar tus días recitando los sutras, cantando como las ranas? Quédate en la vida activa pero continua practicando Zazen cada día”.
En esos instantes en que Kodo Sawaki sentía que la vida le abandonaba quería certificar a Deshimaru como su discípulo, un último acto esencial para continuar el camino que él había abierto en el Zen japonés.
Le dio su Kesa, su cuaderno de notas, su zafu y un nombre de monje: Mokudo Taisen, que se traduce por «Gran Sabio del Vestíbulo Silencioso».
En 1967, invitado por un grupo de macrobióticos – vegetarianos de la época- llegó a París en el transiberiano…
Los primeros tiempos fueron muy difíciles. Vivía en el sótano de una Ecotienda, practicaba Zazen solo y daba masajes Shiatsu. Empezó a dar conferencias con el “broken english” en que se expresaba y poco a poco uno, dos, cinco, diez, cien discípulos vinieron a practicar con él. Se movía por toda Francia: daba conferencias, hacía retiros – Sesshin– y más discípulos vinieron, mil, dos mil. Al final de los años setenta compró un terreno y fundó el primer Templo Zen del mundo occidental, La Gendronnière, donde las Sesshin reunían a discípulos de numerosas nacionalidades.
Desgraciadamente no pudo disfrutar mucho de este templo que adoraba, un cáncer le hizo morir en mayo de 1982.
Como discípula eterna le debo la vida porque sólo él ha podido hacerme reconocer la belleza de vivir.
Bárbara Kosen