Después de haber dominado la esencia del zen del maestro Chuho,

El ojo que observa está justo y no transmite otra cosa.

Esperando el rechazo del temperamento del ladrón

Sacudirán su puño si viven de nuevo después de la muerte.

 

De nuevo es un poema-koan, difícil de entender. El maestro Kosen estudio el zen con un maestro chino y después volvió a Japón. Este maestro examinaba cuidadosamente a sus discípulos. Su método de educación era fuerte, exacto, así no era necesario transmitir otra cosa. No hay otra cosa que transmitir que zazen. 

Entonces, este maestro esperaba que los discípulos rechazaran el espíritu del ladrón para que se manifestase en ellos el espíritu mushotoku – en ese momento podía dar el shiho. La más alta religión debe quedarse siempre mushotoku. 

¿En qué es zazen eficaz? Kodo Sawaki decía siempre que zazen no sirve para nada, que no tiene efecto. Las cosas tienen efectos –es una ley universal– pero no se puede explicar, no se puede limitar. 

El efecto de zazen no es devolver la salud o vivir en la naturaleza. Si entendéis el verdadero sentido de mushotoku, entonces podéis recibir el shiho. Algunos se escapan de zazen cuando están cansados. 

 

El ojo que observa está justo, exacto. Últimamente os he hablado de la visión inmediata, una observación importante; entramos en un lugar y lo vemos completamente. Por ejemplo el asistente entra en la habitación del maestro y con una sola mirada ve si todo está preparado para que el maestro esté bien atendido antes de una sesshin. O el responsable entra en el dojo y de una mirada ve si todo está en orden según el orden del dojo, no según el orden de sus propios conceptos. No es necesario añadir. Aquí se trata de esta visión del momento; es la práctica en el mundo concreto. 

Esperando el rechazo del temperamento del ladrón. Siempre queremos coger algo para nosotros mismos. La gente quiere vivir en Shorinji pero poco a poco olvidan la esencia de la práctica. La esencia de la práctica no es una vida natural con los pajaritos, no es eso. La esencia es el estado ascendente de la práctica, siempre hay que dar un paso hacia adelante incluso en la cima de un palo de cien metros. El espíritu del ladrón se manifiesta cuando uno no puede abandonar sus conceptos personales, entonces quiere aprovecharse del lugar y es una manifestación de su propio ego. ¡No vale! Aquí tenemos una vida sencilla porque cuanto más sencilla la vida, más fácil la práctica. Si añadimos muchas cosas estamos llenos. 

El maestro Deshimaru hablaba a menudo de entrar en el ataúd. En los años de mi juventud con él no entendía esa expresión; tenía miedo de entrar en mi ataúd, no quería la muerte, quería la vida. Pero ahora entiendo. Fushiryo en zazen. Como dije ayer, para uno que entra en su ataúd todos los pequeños problemas superficiales, comunes entre la gente, no tienen ninguna importancia. Son solo flores de vacuidad. Entrar en el ataúd es abandonar todo en zazen, el cuerpo, la mente, nuestras ideas sobre la Vía, lo que es, lo que no es, lo justo, lo equivocado.  Todo esto lo abandonamos y nos encontramos ‘sin. Esto es algo difícil de entender cuando somos jóvenes, ‘ser sin’. Después poco a poco con la experiencia de la vida, practicando zazen aspiramos a ser sin, a entrar en el ataúd, aspiramos a estar en paz y realizar el momento presente, realizar que vivimos en el paraíso; solo es nuestra mente complicada, estropeada, orgullosa que no lo ve.

 

Después de haber dominado la esencia del zen de maestro Chuho,

El ojo que observa está justo y no transmite otra cosa.

Mucha gente quiere entender intelectualmente lo que es el zen, quiere fijar la enseñanza. Los budistas tibetanos animan a sus practicantes a estudiar los sutras, incluso a estudiar el sánscrito. Muy bien, pero en el zen somos distintos: estudiamos en la práctica, en la experiencia. ¿Qué tenemos? Todas las cosas son impermanentes, sin constancia. Todas las cosas son impersonales, sin ego, activadas por la ley de interdependencia. Todas las cosas son ku, vacuidad. 

Con apoyo en en estas tres verdades podemos transformar nuestra vida. ¿Qué es lo que queremos en nuestra vida? Queremos la felicidad y estar en paz. Bueno, muchos quieren dinero, pareja, posición, niños… pero esto es la gente movida por la ilusión, no son monjes llevando el kesa, monjes con la cabeza rapada. Nosotros tenemos otras aspiraciones en la vida. Aunque tengamos una pareja o una familia, tenemos otra aspiración que la pareja, la familia; estamos en el estado ascendente de buda, así nuestra vida se transforma. 

Mushotoku también significa que no sabemos dónde nos llevará la práctica, así que no es necesario ponerle encima una forma: tiene que ser así o así. El estado ascendente no tiene que ser así o así, sino que tiene que abrirse, madurar, no seguir con nuestra fábrica de ilusiones, este no es el lugar apropiado. Estoy totalmente preparada para vivir sola aquí a partir del mes de septiembre. No quiero engaños alrededor de la práctica.

El ojo que observa está correcto y no transmite otra cosa. En general nuestro cerebro está lleno. Una visión —una relación entre el ojo y la materia— hace nacer la consciencia de ese particular en el mundo exterior pero también se acompaña de muchos pensamientos que no están realmente en el presente. Entonces el ojo que observa es la inmovilidad de la mente hacia todo lo que no es ese lugar concreto. Siempre digo que no hay que hacer tres acciones al mismo tiempo. Veo a menudo que la gente se mueve en varias direcciones en lugar de encontrar la inmovilidad del cuerpo y de la mente en la acción —esto es importante. Podemos entrenarnos con las cosas pequeñas de la vida cotidiana: es heijo shin, la pequeña mente de la vida cotidiana.

Esperando el rechazo del temperamento del ladrón. El maestro Ryokan vivía muy humildemente en una pequeña ermita. Una noche cuando dormía entró un ladrón y le robó la única cosa que tenía valor para él: su manta. Cuando el frío le despertó Ryokan, mirando el cielo nocturno, exclamó: ¡Menos mal! el ladrón no ha robado la luna que se ve desde la ventana. Hay cosas que no se pueden robar.

El temperamento del ladrón. Mucha gente que pasa por aquí o por el dojo, dicen después, cuando están concentrados en sus asuntos personales: hago samu, hago samu en mi casa, en mi trabajo. Han robado la palabra zen. Samu no es para uno mismo. Los beneficios del samu van al templo, al dojo, al dharma, y no a la vida personal. Es un punto importante que saber: el Samu tiene una estimable elevación.

Sacudirán su puño si vuelven a estar vivos después de la muerte. Esta muerte es la pequeña muerte, la muerte del ego, una muerte dolorosa. Pero luego podemos, claro, volver a vivir. El maestro Deshimaru dice: en zazen vemos nuestra vida como desde el ataúd y luego empezamos a vivir de nuevo después del ataúd. En zazen podemos abandonar todo, incluso el hombro izquierdo y el hombro derecho. Zazen es observar la muerte durante la vida. Los que han podido observar, resolver el problema de la muerte son muy distintos de los que no han tenido esta experiencia. La mayoría de la gente se niega a pensar en la muerte, no quieren tocar la cuestión. Ahi existe una gran diferencia entre la India y el mundo occidental; en la India la gente muere en la calle, en el mundo occidental todo esto no existe, está escondido.

Pero si podemos resolver esta cuestión, la relación escondida que cada uno tiene con su muerte, podemos encontrar en la vida la verdadera felicidad. En la vida siempre queremos cambiar, nunca estamos satisfechos, queremos una cosa y otra cosa y otra…  Zazen es entrar en el ataúd, todos estos deseos no tienen substancia, tampoco una verdadera existencia, pasan sin noúmeno. ¿Por qué debemos sufrir para conseguir una ilusión?

El perfecto mushotoku es cortar el temperamento de ladrón. Querer utilizar zazen es tener un temperamento de ladrón. Abandonar. Una vez entrados en el ataúd la vida vuelve a la condición normal, ku genera un shiki maravilloso. Pero mucha gente no está satisfecha con su vida, quiere más, no se da cuenta. Para que los discípulos del maestro Chuho vuelvan a vivir después de la muerte deben haber rechazado totalmente el temperamento del ladrón. A partir de ese momento puede darles la educación profunda, pueden recibir el shiho. Pero antes hay que morir una vez.

Aunque a veces parezcan complicados y esotéricos, todos los poemas de Daichi son guías para nuestra práctica. Son muy importantes para monjes y monjas residentes en el templo. Muy importantes para entender la verdadera naturaleza de zazen. Cómo manejar su vida con zazen, abandonando el temperamento del ladrón.