LOS POEMAS DE DAICHI: 43. Byakurensha – Rezando en Corea

La Sociedad de Loto blanco en la cima de las cien montañas:

Desde la entrada entre los pinos la Vía está cada vez más profunda

Los visitantes vulgares no pueden quedarse en esta morada de monjes.

La luna bella como un anillo irradia el espíritu del Zen.

 

Este es el último poema sobre el viaje a Corea del maestro Daichi.

Byakurensha, en chino Pai-Lien-she, denomina a la Sociedad del Loto Blanco, un grupo religioso nacido en la época de la dinastía Shin, que reinaba en la China oriental. La Sociedad del Loto Blanco practica el budismo Nembutsu, la invocación del nombre del Buda Amida con la fe de renacer en la Tierra Pura, el cielo de la Tierra Pura del Oeste (lugar de bendición donde todo conduce a la práctica). En Japón el Nembutsu se expandió a través de los maestros Honen y Shinran.

Cuando en el año 381 el maestro Hui-yuan se estableció en el monte Lozan, Lu-shan en chino, numerosos monjes le siguieron. Construyeron un templo y plantaron muchos lotos blancos en un lago artificial. Hui-yuan fundó la Sociedad del Loto Blanco agrupando a más de 100 miembros que se dedicaban totalmente al Nembutsu. Practicó el Nembutsu durante 30 años en Lozan. Así a su escuela se le llamó Lozan-Nembutsu. Este es el origen de la enseñanza del budismo de la Tierra Pura en China. Después, como el Zen, se extendió por Corea y Japón.

En este poema la Sociedad del Loto Blanco se sitúa en Corea. Allí fue fundada en 1232 por el maestro Ryosei en el dojo de Fugen, situado en la montaña Mantoku. Ahora el templo solo es visitado por turistas, que vienen a apreciar el panorama que se ve desde el templo.

Las montañas de Lozan tienen cien montes; numerosos pinos están plantados a cada lado del camino que llega a la entrada del templo. No obstante Daichi precisa que los visitantes vulgares no pueden quedarse en el templo, porque en la morada de los monjes las reglas deben ser muy estrictas.

Normalmente en un templo zen tradicional, el dojo está reservado exclusivamente para el maestro y los monjes. Las personas que no están ordenadas deben practicar en el exterior. Cuando hace años estuve en Eihei-ji había un dojo muy grande para los peregrinos, pero el maestro Niwa Zenji tenía un pequeño dojo con sus discípulos. Muchos visitantes iban allí por la gran reputación del maestro y su práctica de zazen. Entonces Niwa Zenji nos invitó a hacer el zazen de la mañana con él, pero todos nos sentamos en zazen fuera del dojo.

Sin embargo, el maestro Deshimaru nunca siguió esta regla tradicional de monjes en el interior y laicos al exterior. No es muy importante si un principiante no está concentrado o se mueve, porque para eso está allí la energía de los monjes: para ayudar a los nuevos. Por eso el maestro Deshimaru tuvo siempre su dojo abierto a todos, sin hacer esa separación. Claro que tenía cerca sus discípulos íntimos, pero aceptaba también a gente del mundo social, laicos que no estaban ordenados; nunca había una sesshin especial para principiantes, nunca, siempre practicaban todos juntos.

 

La bella luna como un anillo irradia el espíritu del Zen. Un anillo, una rueda, la bella luna irradia el puro espíritu. En el Sansho Doei, El Canto del Viento en los Árboles Secos, el maestro Dogen escribió:

En el agua del espíritu sin mancha, se refleja la luna.

Allí hasta las olas se quiebran y se transforman en luz.

Debemos ver la luz y no quedarnos en la oscuridad de los bonno. Hacernos seres luminosos, no seguir las huellas del bonno, dejar que se quiebren, desaparezcan. La luna es un símbolo importante en el Zen, representa nuestro espíritu despierto, claro, puro, que aclara todo sin distinción. Cuando la luna brilla su luz se proyecta sobre todos los objetos sin distinción, no hay un objeto más noble que otro para recibirla, todos estamos aclarados por ella. Todos tenemos la naturaleza del Despertar, la naturaleza de Buda.

La Sociedad del Loto Blanco y el culto de Amida Butsu está por un lado, y por otro la presencia de la práctica del Zen permanece en la mente de Daichi.