Leído por pizcas, el gran Sutra surge en su esencia.

No lo podemos encerrar en el joyero precioso de los siete rollos.

De hecho es la verdadera doctrina del Buda, sin la doctrina.

¿Cuándo van a parar la voz chillona del cuervo y el cacareo ruidoso de la urraca?

 

Hokke es la flor del loto, Hokke Kyo, el Sutra de la flor del loto, Saddharma-Pundarika Sutra en sanscrito.

Se dice que este sutra ha sido traducido al chino en seis ocasiones, pero a mediados del siglo ocho tres de esas traducciones ya se habían perdido. Las tres versiones que quedan fueron traducidas del sánscrito al chino por Dharmaraksa, Kumarajiva y Jnanagupta conjuntamente con Dharmagupta en 281, 400 y 601. Podemos suponer que, como los muy antiguos originales en sánscrito han desaparecido o están incompletos, las traducciones contemporáneas se apoyan en los textos chinos. A mediados del siglo XIX Eugène Burnouf hizo una traducción al francés con el título El Loto de la Buena Ley. Está editada por la Universidad de Louvain (Bélgica), que publica traducciones de textos orientales chinos, tibetanos y sánscritos al francés.

En China y Japón la segunda versión que comprende ocho fascículos y veintiocho capítulos es la más popular y es venerada por los seguidores de la escuela Tendai de los dos países y también por la Nichiren en Japón.

 

Este Sutra, uno de los más importantes del budismo Mahayana, enseña que todos los que siguen las distintas prácticas budistas, bien sean monjes Theravada, o pratyekabudhas (los que practican en solitario para sí mismos), o sravakas (oyentes), o bodhisattvas del Mahayana, todos pueden alcanzar el perfecto Despertar que el Buda alcanzó, sin ser una escuela superior a las otras.

Desde el momento en que se busca la verdad, a partir del momento en que queremos alcanzar el satori, ya el satori está en nosotros. No practicamos para atraparlo, practicamos porque ya estamos atrapados por él.

El monje Chih-i fundó la escuela Tendai apoyándose en este Sutra. En Japón el príncipe Shotoku (574-622) publicó comentarios llamados Hokke Gisho. En relación con este Sutra surgieron muchas obras y también muchas discusiones: los gritos de los cuervos y el cacareo de la urraca.

La esencia del Sutra del Loto es la gran esperanza de poder realizar el verdadero espíritu del Despertar durante esta vida, como los bodhisattvas. Los budistas Tendai dicen ser los discípulos eternos de Buda Shakyamuni y los únicos bodhisattvas en acción. También en el Zen este Sutra es importante; Dogen dice que hay que realizar el espíritu de este Sutra a través de zazen. Antes de dirigirse hacia el zen, Dogen empezó su práctica de la Vía con la escuela Tendai y a lo largo de los capítulos del Shobogenzo el maestro Dogen cita a menudo el Sutra del Loto. Decía que si obtenemos el espíritu de este Sutra, incluso las voces de los comerciantes y los compradores serán oídas como la conferencia del Buda.

Leído por pizcas, el gran Sutra surge en su esencia. No lo podemos encerrar en el joyero precioso de los siete rollos. Una línea, una palabra, una frase; la verdadera esencia del budismo no está encerrada en los sutras. Esa frase, esa palabra, esa línea la debemos realizar; nuestro estudio realizarlo en la práctica, en el mundo real, sencillo, sin complicación, sin dualidad, sin discriminación.

De hecho es la verdadera doctrina del Buda, sin la doctrina. “Todas las existencias son buda” es la verdadera esencia del budismo sin el Buda. La verdadera esencia del budismo no está en la lectura de sutras. Debemos comprender el verdadero espíritu del Buda tal y como lo transmitió a Mahakashyapa durante la conferencia luego convertida en el Sutra del Loto. Pero hay que olvidar las conferencias del Buda; después de hablar hizo girar una flor entre sus dedos: ¿Habéis entendido? Solo Mahakashyapa sonrió. El verdadero Shobogenzo es la doctrina del Buda sin la doctrina, I shin den shin.

Es difícil practicar sin doctrina porque tenemos siempre necesidad de tener apoyo sobre algo. Desde el principio yo me he apoyado totalmente sobre zazen y la transmisión de mi maestro. Pero desde el tiempo del Buda Shakyamuni, desde que hizo girar la rueda del Dharma hace más de dos mil años muchas escuelas distintas se han fundado apoyándose en algunos sutras, apoyándose en los preceptos, apoyándose en ceremonias, apoyándose en los koan, apoyándose en zazen. No es necesario estudiar las distintas escuelas, hay que concentrarse en una única dirección, esto es importante para no extraviarse. Entonces el Sutra del Loto trata de todo este asunto y nos dice que todas las doctrinas budistas son la misma manifestación, todas son el Dharma de Buda.

El encuentro con una práctica es muy personal, kármica. Cuando nos sentamos en zazen por primera vez, zazen nos habla o no habla. Cuando zazen nos habla, practicamos zazen, seguimos la Vía. Si queremos apoyarnos en los preceptos, vamos hacia el Vipasana. Por aquí en la Vera hay muchas elecciones: Shorinji donde el templo se dedica a la práctica de zazen, por Candeleda hay Vipasana, ahora por aquí cerca hay un templo tibetano al pie de la montaña, luego para los que quieren apoyarse a una consciencia alucinatoria está nuestro vecino de al lado… hay muchas posibilidades. Pero en el Dharma de Buda hay una única Vía, que en el Sutra del Loto se le llama la vía del buey blanco.

 

El tercer capítulo del Sutra relata la famosa parábola de la casa en llamas. La casa en llamas representa el mundo de las ilusiones, un poco loco, en donde los seres sensibles están aprisionados.

Se trata de un padre de familia que un día al volver a su casa ve que está envuelta en llamas. Entra apresuradamente para avisar a sus hijos que están dentro y ve que no se dan cuenta de nada, están jugando tranquilamente, tienen cosas muy atractivas en que concentrarse y no tienen sensación de peligro porque no ven que la casa está ardiendo. El padre ve que sus hijos, absortos en sus juegos, van siendo rodeados por el fuego y probablemente perecerán si no hace algo para protegerlos. Los llama y les dice que salgan enseguida, pero ellos, entretenidos y tranquilos, no están dispuestos, no entienden cuál es el motivo de alarma, no saben cuál es el fuego, cuál es la casa ni cuál es el peligro, sólo miran a su padre pero no le hacen caso. Entonces el padre inventa una forma habilidosa de hacerlos salir de la casa presentándoles unos objetos que harán sus delicias: carros empujados por cabras, carros empujados por ciervos y carros empujados por bueyes. Los hijos salieron entonces de la casa y el padre finalmente regaló a cada uno un excelente carro empujado por un buey blanco, confortable y seguro, al que subieron.

 

En el Shobogenzo del maestro Dogen hay un capítulo que se llama Hokke ten hokke, La flor del Dharma hace girar la flor del Dharma. Relata lo siguiente:

A la sangha del maestro zen Daikan Eno, en el templo de Horinji sobre el monte Sokei, en el distrito de Quantung del gran reino de los Tang  llega un monje llamado Hotetsu, fanfarroneando:

–Ah, yo ya he recitado el Sutra del Loto más de tres mil veces.

El patriarca dice:

–Aunque lo recites diez mil veces, si no entiendes su sentido no serás siquiera capaz de reconocer tus errores.

Hotetsu dice:

–El estudiante es imbécil. Hasta ahora solo he leído el sutra en voz alta siguiendo las letras ¿cómo podía esperar entender su sentido?

El patriarca dijo:

–Prueba a recitarlo y te lo interpretaré.

Hotetsu se pone a recitar y cuando alcanza el capítulo del empleo de medios hábiles, el patriarca le hace parar:

–¡Stop! El punto fundamental de este sutra es la razón de la aparición de los budas en el mundo. Aunque expone muchas metáforas, el sutra no va más allá de eso. ¿Cuál es esa razón? Solamente el único gran asunto. El gran asunto es la sabiduría del Buda misma; es revelar, exponer, realizar y entrar en la sabiduría del Despertar. El gran asunto es naturalmente la sabiduría de Buda, y quien esté equipado con esta sabiduría ya es un buda. Ahora solamente debes creer que la sabiduría de Buda es simplemente tu propio estado de espíritu natural.

Y sigue la enseñanza con los versos siguientes:

Cuando la mente está en la ilusión, la flor del Dharma gira.

Cuando la mente está en la realización, nosotros giramos la flor del Dharma.

A menos que seamos claros sobre nosotros mismos,

cualesquiera que sean las veces que recitemos el Sutra 

se volverá un enemigo a causa de sus significados.

Sin intención la mente está recta.

Con intención la mente se vuelve complicada.

Cuando uno transciende los dos –con y sin–

andamos eternamente en el carro del buey blanco.

 Una vez oye el poema, Hotetsu se dirige de nuevo al patriarca:

–El sutra dice que incluso aunque todos en la gran sangha, de los sravakas a los bodhisattvas, agotaran su inteligencia para imaginarla, no podrían descifrar la sabiduría del Buda. Si ahora usted dice que el esfuerzo de hacer que el hombre común realice su propia mente es simplemente la sabiduría de Buda, a menos que seamos de cualidades superiores, difícilmente podremos evitar caer en la duda y la refutación. Además el sutra explica los tres tipos de carros, pero ¿qué clase de diferencia existe entre el carro del gran buey y el carro del buey blanco? Se lo ruego, maestro, concédame su enseñanza de nuevo.

El gran asunto: revelar que existe el Despertar del Buda, exponerlo, realizarlo y entrar libremente en la sabiduría del Despertar. Es lo que se llama también un trabajo de buda. Entonces el sexto patriarca Daikan Eno dice al monje Hotetsu: cuando la mente está en la ilusión, la flor del Dharma gira. Cuando la mente está en la realización, hacemos girar la flor del Dharma. Cuando la mente está en la ilusión, hay una separación entre el ego subjetivo y el universo. Cuando hacemos girar la flor del dharma, nuestra acción se hace universal, el ego subjetivo de algún modo desaparece. A menos que seamos claros sobre nosotros mismos, cualquiera que sean las veces que recitemos el Sutra, éste se volverá un enemigo a causa de sus significados.Incluso cuando cantamos el Hannya Shingyo, al principio es solo un canto energético que remueve la energía, sílabas en chino antiguo que no se entienden pero que nos hacen trabajar bien la espiración. Luego vamos estudiándolo, descubriéndolo, y poco a poco las palabras mismas nos hablan, nos enseñan, lo comprendemos. Pero si solo repetimos el Hannya Shingyo sin intentar comprender el mensaje de la gran sabiduría, esto se vuelve un enemigo para nosotros. Sin intención, sin meta, sin llegar a ser, la mente está recta. Con intención, con metas, la mente se vuelve complicada. Cuando transcendemos los dos –con y sin– montamos eternamente en el buey blanco.

Además Hotetsu no entiende esta historia de la mente ordinaria, la pequeña mente de todos los días. Sin embargo el maestro Daikan Eno le dice: esta sabiduría no es una mente superior, es nuestro propio estado de espíritu natural.

El patriarca dice:

–La intención del sutra es clara. Estas perdiéndola y yendo contra su comprensión. Cuando las personas de los tres vehículos no pueden penetrar la sabiduría del Buda, el problema viene de sus propias suposiciones. Incluso si todos juntos agotan su inteligencia para examinarla, solamente se alejaran más y más. Originalmente el Buda enseña para el bien del hombre común, no para el bien de los budas. Algunos no están preparados para tomar en serio este principio y se levantan de sus asientos –al principio del sutra se relata cómo hubo una parte de la asamblea que se marchó antes de escuchar al Buda–. Estas personas que se levantan de su asiento y salen de la asamblea no saben que están ya sentados en el carro del buey blanco pero buscan fuera de las puertas de la casa en llamas qué carro van a utilizar para salvarse. Las palabras del Sutra te lo dicen claramente: No hay segundo, ni tercer carro. ¿Por qué no te das cuenta? Los tres carros son ficticios porque pertenecen al pasado. El único vehículo es verídico porque existe en el presente, aquí y ahora. Deseo solamente hacerte bajar de la ficción y que vuelvas a la realidad. Cuando volvemos a la realidad, la realidad no es un concepto. Recuérdalo: tus posesiones son todo un tesoro y te pertenecen totalmente. La forma en que las recibes y las utilizas depende solamente de ti. La verdad del sutra no es ni las ideas del padre ni las ideas de los hijos, de hecho no depende de ideas en absoluto;  más bien solamente se le llama el Sutra de la flor del Dharma. De un kalpa a otro, de la tarde a la noche, nuestras manos no lo dejan de sujetar y no hay un momento en que no lo estemos leyendo.

Oyendo estas palabras Hotetsu alcanzó el Despertar y saltando de alegría dijo los versos siguientes:

Tres mil recitaciones del Sutra,

una sola frase de Sokei me las ha hecho olvidar.

Antes de clarificar el significado de la aparición de los budas en el mundo,

¿cómo podemos parar la sucesión de vidas absurdas?

El sutra pone cabras, ciervos, bueyes como estratagema,

pero proclama que principio, medio y final son buenos.

¿Quien sabe que incluso dentro de la casa ardiendo

somos originalmente reyes del Dharma? 

Cuando presentó estos versos a Daikan Eno, el patriarca le dijo:

–De ahora en adelante se te puede llamar el monje lector de sutras.

El hecho que el principio, el medio y el fin son buenos Dogen lo explica profundamente en el Shobogenzo; que revelación, explicación, práctica y realización son el mismo instante. Originalmente –incluso dentro de la casa en llamas– somos los reyes del Dharma.