LOS POEMAS DE DAICHI: 57. Rogetsu an — La ermita de las cañas y de la luna (II)

 

El sabor religioso del Soto es lo más respetable y majestuoso.

No es para nada difícil proteger silenciosamente los méritos de los Go i.

Solo kirin puede romper la cadena de oro,

solo él puede caminar sobre las nubes de los cinco colores en el cielo.

 

De nuevo un poema que está dedicado al maestro Kangan, discípulo de Keizan que cuidó de la educación de Daichi entre los 7 y los 11 años, cuando era un shami o monje-niño, y también le dio después la ordenación de monje. La Ermita de las cañas y la luna era el nombre que se había dado a la tumba del maestro Kangan. 

Este poema es difícil de entender porque se trata un poema sobre los Go i. Los Go i son digamos que un sistema filosófico iniciado por el maestro Tozan con su discípulo Sosan, y expresado en el poema zen Hokyo Zanmai, El Samadhi del Espejo Precioso.

Go es cinco. I se traduce de formas variadas: rango, graduación, clasificación. Los Go i se citan a menudo como las  cinco etapas del satori. Sin embargo en realidad no van en un sentido ascendente sino que se entreveran, aparecen y desaparecen hasta la combinación final de la relación entre sho, lo absoluto y hen, lo relativo, lo condicionado.

Sho representa lo absoluto, la esencia, ku, vacío. Hen representa lo relativo, los fenómenos. A veces se habla de sho como el soberano y hen como el vasallo, o sho como el anfitrión y hen como el invitado. El maestro Deshimaru traducía sho como lo recto y hen como lo oblicuo.

El primero: HEN SHU SHO. Shu es el ideograma chino de un rectángulo con una barra transversal en el medio; es reunir, penetrar, no diferenciar.

HEN SHU SHO, lo relativo penetra lo absoluto. 

SHO SHU HEN, lo absoluto penetra, encuentra los fenómenos. Hay un desenvolvimiento. 

SHO SHU RAI,  la esencia, lo absoluto es sólo lo absoluto. 

HEN SHU RAI, los fenómenos son sólo los fenómenos, lo relativo es sólo lo relativo. 

KEN SHU TO, relativo y absoluto se armonizan en fusión perfecta, en combinación simultánea. Revolución interior, transformación.

Llevado a la relación con la práctica del estudiante zen hay varias interpretaciones. El primero, HEN SHU SHO es el cambio; el estudiante tiene una visión personal nacida del mundo de los fenómenos (hen) y cuando empieza a practicar la Vía (Sho), lo absoluto, entonces se inicia un proceso de cambio, por lo general inmediato, HEN SHU SHO. El discípulo penetra en la práctica; lo relativo penetra en ku, lo absoluto.

El segundo SHO SHU HEN: el estudiante se somete a lo absoluto, al Dharma, ahora es un proceso personal, individual, continuo, completo pero nunca acabado. La práctica penetra totalmente el estudiante. 

Luego viene SHO SHU RAI, lo absoluto es solamente lo absoluto. Es como subir a la cima de un mástil de cien metros y dar un paso hacia adelante, como pensarse el maestro del mundo, por encima de las demás existencias. Entonces hay peligro, porque existe la tendencia a no escuchar a los demás y la tendencia a no cuidar el karma. El estudiante está más arriba de los demás en ku, ve sólo un lado.

Después HEN SHU RAI, los fenómenos son solo los fenómenos. En este momento el estudiante cae del mástil porque el maestro tiene que quitar al discípulo de ese lugar peligroso donde piensa que es el único y ha acabado ya. Tras esta caída de lo alto del mástil, desde un ego sobredimensionado, aparece un estudiante que padece y que ahora es capaz de nuevo de conocer el sufrimiento humano. Entonces tiene solo un deseo: el de volver al tercer estado, subir al mástil — es interesante. Pero no es posible porque ha habido una transformación total. 

Finalmente HEN SHU TO, que es el acabado colectivo. El estudiante ha elegido libremente encarnarse en un ser humano.

 

En mis notas había escrito que era un mapa de la práctica, pero ese no es el territorio. Siempre el estudiante debe superar la dualidad, la separación entre materialismo y mundo espiritual, la separación entre yo y los demás, entre el ego y lo absoluto. Es un problema que existe desde muchísimo tiempo atrás: el camino para llegar a la perfecta unidad con el orden cósmico, con el Dharma. No inclinarse de un lado ni del otro: no estar demasiado en los fenómenos, no abandonarse demasiado a lo absoluto. Encontrar la vía del medio. Refutar la dualidad. 

Poco a poco los Go i se volvieron un sistema filosófico de los monjes budistas zen; el mismo Dogen no se oponía a él pero dijo, como también Daichi más tarde, que se protege silenciosamente, sin discusión.

A veces la discusión filosófica es mucho más fácil que zazen. Sin embargo, en la práctica del zen los Go i se presentan espontáneamente, y Tozan y Sosan no los iniciaron a partir de una mente filosófica, sino a partir de la práctica misma de zazen, de la práctica del Despertar.

A partir de la misma práctica de zazen podemos comprender todas las enseñanzas. Según el maestro Dogen no hay que intentar de comprender los Go i a través del intelecto. El maestro Deshimaru, que habló de ellos en profundidad con motivo de sus comentarios del Hokyo Zanmai, dice que finalmente son la consciencia hishiryo, la consciencia de zazen. 

Los adeptos de internet si buscáis sobre el maestro Tozan vais a encontrar muchas cosas sobre los Go i. Lo sé porque yo misma miré hace años. No buscaba sobre los Go i, sino sobre otro poema del maestro Tozan. Sobre este poema no encontraba nada pero sí decenas y decenas de páginas sobre las cinco etapas. 

Ahí está el asunto del cual ya el maestro Dogen en el siglo XIII quería protegernos: del intelectualismo que los practicantes despliegan sobre los Go i. No es para nada difícil proteger silenciosamente los Go i, dice Daichi; no es necesario tener muchas discusiones, decir que es así o es asá, complicarse viendo las etapas y los grados, para llegar a la emancipación. 

En sus comentarios el maestro Deshimaru dice: ¿Por qué estar ansioso? ¿Por qué hacer el esfuerzo de proteger los Go i? En zazen se presentan espontáneamente a la mente, podemos percibir sho y hen. Debemos entonces comprender el soberano, el verdadero ego unificado, sho-hen; subir hacia la fuente del ego que no es otra cosa que la naturaleza de buda en nosotros, la perfecta unidad, la armonía con el orden cósmico, el abandono del yo.

En zazen la actitud justa de la mente es dejar pasar los pensamientos. Observamos que estamos pensando; el alguien, el yo observa sus pensamientos. Pero no hago un análisis de lo que pienso, solo lo veo y lo abandono: los pensamientos son como visitantes que pasan. 

Para facilitar esta acción de dejar pasar los pensamientos es básica la concentración en el cuerpo y la respiración. A veces decimos: Poned la mente entre los dos pulgares. Si nos concentramos sobre una espiración abdominal larga y observamos nuestra mente al mismo tiempo, automáticamente los pensamientos se desvanecen. ¿Dónde van los visitantes? Luego vuelven de nuevo, porque nuestra mente es una fábrica de pensamientos, de ilusiones, de recuerdos — todos estos aparecen y desaparecen. Algunas veces llegamos al estado donde no hay ningún pensamiento: mushin o fushiryo (este estado no es realmente la consciencia de zazen). Como una corriente de agua, a veces solo sigue la vertiente de la montaña, otras veces se estanca, se queda en el mismo lugar — como a veces nos ocurre con los pensamientos, que se repiten y se repiten sin ningún interés. 

El agua del espíritu sin mancha: la consciencia de zazen es la consciencia hishiryo, hi, más allá, shiryo, pensar, considerar. Más allá de pensar, más allá de no pensar; aceptar los contrarios, pensar desde lo más recóndito del no-pensamiento; no pensar, sino pensar, pensar con el cuerpo. 

Los pensamientos recientes, superficiales aparecen lo primero: nuestra vida cotidiana, los recuerdos, los deseos para el futuro… Unicamente nos conducen fuera, a otro tiempo: al pasado, al futuro, que no existen. La verdad de zazen es la verdad del momento presente.  La mente que discrimina, que juzga todo, bueno, malo, el maestro Dogen decía que es permanente en un mundo de impermanencia. No se acerca a lo verdadero, no se armoniza con la música del Dharma.

Entonces en zazen dejamos los pensamientos ir y venir sin hacerles caso, sin seguirlos. Así poco a poco el cuerpo sentado y la mente son uno, somos uno, cuerpo-mente completo, totalmente sentados. Hishiryo para el maestro Deshimaru es la conclusión del quinto i,  HEN SHU TO, donde los contrarios se abandonan y el ego encuentra su verdadera libertad. 

Finalmente la respuesta del Zen siempre es volver a la condición normal del cuerpo y la mente, la condición original. 

En los poemas zen, Dogen, Daichi, nada está explicado. Hay que penetrar delicadamente. 

Aquí, dice el maestro Deshimaru, Daichi enseña la actitud fundamental propia del Zen Soto: desatarse de las solicitaciones (demandas) del mundo exterior, girar la mirada hacia el interior, hacia uno mismo. Entonces no es difícil observar los Go i, los cinco principios, las etapas sucesivas. 

 

Creo que fue Tozan quien escribió los poemas siguientes en relación con los Go i. El primero es HEN CHU SHO:

En mitad de la primera noche antes que la luna brille

no te sorprende, cuando se encuentran no se reconocen.

Cada uno está escondido,

abrazando todavía la aversión de los primeros días.

Debemos comprenderlo en nuestra práctica, nuestra búsqueda practicando zazen. Al querer realizar la Vía aparece la aversión de los primeros días: esa dualidad que separa las cosas, la dualidad en la que vivimos, siempre dos: verdadero-falso, sabiduría-ignorancia, guapo-feo, grande-pequeño… nuestras visiones personales. Entonces en el primer Go los fenómenos entran en la vacuidad, lo absoluto. 

El segundo principio, SHO SHU HEN, lo absoluto penetra en los fenómenos: 

Al amanecer una anciana encuentra un antiguo espejo,

Ve su cara claramente, no hay otra realidad,

No toméis la imagen por la cara.

El antiguo espejo es el espejo de zazen.  De nuevo ver la verdadera cara es lo no-manifestado, despojarse totalmente de atributos e ideas sobre uno mismo. Cuando ve su cara claramente es sin noúmeno, sin substancia. Podéis entenderlo en zazen. Mas allá de lo condicionado, pero al mismo tiempo la realidad de los fenómenos. Ku, sin noúmeno, sin substancia, se ha manifestado en el fenómeno. No es la cara habitual, más bien es la cara en el instante presente, sin artificios.

Luego cada uno vuelve a su posición, lo absoluto es solamente lo absoluto, SHO SHU RAI. 

En la nada hay una senda fuera del polvo.

Si podéis evitar el nombre tabú presente,

sobrepasareis a los que tienen elocuencia de las dinastías anteriores

que vuelven silenciosos en todas las lenguas.

En la nada hay un camino fuera del polvo. Hay algo, algo que nos conduce. El nombre tabú se refiere al nombre del emperador en China. Por poner un ejemplo como en España actualmente el rey se llama Felipe, todos lo que se llamaran Felipe tendrían que cambiar de nombre porque ese está reservado al rey. La elocuencia más allá de las palabras es ku. De la elocuencia también habla Dogen muchas veces, es una imagen que describe ku, el vacío; algo que podemos considerar pero no podemos atrapar, la única forma de realizarlo es  en sí mismo -no como concepto- y en la práctica, en zazen.

Luego el cuarto principio es el oblicuo, los fenómenos son solo los fenómenos, HEN SHU SHI:

Cuando dos espadas cruzan sus puntas no es necesario retirarse.

Una buena mama es como un loto en el fuego,

tiene claramente la energía de tocar los cielos.

Y GEN CHU TO, los dos a la vez o patas arriba; no caer ni en la existencia, ni en la no-existencia. 

¿Quién quiere asociarse con él?

Cada uno quiere salir de la corriente ordinaria,

Pero después de todo vuelve 

y se sienta en las cenizas.

¿Quién quiere asociarse con él, con el que no cae en la existencia ni en la no-existencia? Es una persona un poco supra-normal. Parece que ha abandonado su lado puramente humano, pero vuelve y se sienta en las cenizas. Es fácil de entender. 

Así que una vida zen, de práctica del Zen, hay que vivirla con equilibrio de estos dos lados: no estar solamente en los fenómenos, en las ideas personales, ni tampoco entrar totalmente en la vacuidad que finalmente ignoramos; vivir siempre en el equilibrio entre ambos extremos. Si se ilumina solo un lado, el otro se queda en la oscuridad, dice el maestro Dogen en el Shobogenzo. Es una regla de vida.

 

Solo kirin puede romper la cadena de oro. Kirin es un animal mítico que tiene la apariencia de una jirafa. Al igual que el dragón o el fénix, kirin representa al gran discípulo, lo bastante fuerte como para romper esta cadena del intelectualismo de los monjes que han olvidado la práctica autentica, la experiencia directa de estos Go i.  

Solo él puede andar sobre las nubes de los cinco colores en el cielo. Los cinco colores de nuevo son los Go i. Cinco colores y sin embargo una única nube. Andar así en el cielo es la libertad suprema. Pero antes de andar en el cielo hay que entender qué es la verdadera libertad, entender mediante la práctica lo que es el auténtico zazen.