LOS POEMAS DE DAICHI: 59. La montaña del karma, la montaña de aquí y ahora

 

Difíciles son el no caído, el no sin huellas, en relación con la vía normal.

El no sin huellas, el no caído son normales en la dificultad.

Al pie de la gran montaña de Hyakujo hay una carretera recta.

¿Quién va en esta carretera con la banda de zorros?

 

Es un poema sobre el karma, con alusiones a la historia de Hyakujo y el zorro, muy famosa en el Zen tanto Soto como Rinzai. Una historia china de fantasmas, pero sobre todo una historia que tiene el karma como tema. Muchas veces negamos nuestro karma, muchas veces siempre la culpa es de los demás, encontramos  excusas, no asumimos nuestras propias acciones. 

La historia es la siguiente:

El maestro Hyakujo (lugar en el linaje: Eno —sexto patriarca chino—, Nangaku, Hyakujo, Obaku) daba una serie de conferencias. Había siempre un hombre mayor entre los monjes que escuchaba la enseñanza. Una noche se acercó al maestro y quiso contarle su historia:

—No soy un ser humano. Hace mucho tiempo, antes del nacimiento del buda Shakyamuni, yo era jefe de un templo situado en esta misma montaña. Uno de mis estudiantes un día me hizo una pregunta: ¿La persona que se ha realizado en la Gran Práctica, cae o no cae en la cadena kármica?” Le contesté: Nunca estaré encadenado por los eslabones del karma. Desde entonces, durante 500 vidas estoy convertido en un zorro salvaje. Os ruego maestro que me deis una respuesta para salir de este ciclo kármico. Contésteme por favor: ¿El hombre que ha realizado el satori está sujeto a la ley de causas y efectos?  

Hyakujo contestó:

¡Fumai… Kuramasanai! ¡No cubras, no escondas tus huellas zorro!

El hombre mayor tuvo el satori y abandonó su vida de zorro. Antes de marcharse dijo:

—Ahora soy libre, por favor si es posible haga usted una ceremonia en la montaña para un verdadero monje fallecido.

El día siguiente Hyakujo llevó sus monjes a la montaña para celebrar una ceremonia de funeral por un monje. Los discípulos estaban sorprendidos porque que nadie había muerto. En la montaña al lado de una piedra encontraron el despojo de un zorro salvaje al que ofrecieron una ceremonia igual que si fuera un monje. Por la tarde Hyakujo contó la historia a sus discípulos.

Sin huella es una expresión que se utiliza en el Zen, Shodo o la vía del pájaro; ser como el pájaro en el cielo, que no deja huella. El Maestro Deshimaru dice: No os escapéis del karma; esto no significa que haya que repetir y repetir el karma, sino esforzarse en ver las acciones.

Obaku, que era un discípulo de Hyakujo le preguntó: 

—El hombre en su anterior respuesta había dado una palabra falsa. Si no hubiera contestado nada ¿cómo hubiera sido su renacimiento? 

Hyakujo contestó: 

—Acércate, Obaku, que te lo voy a decir.

Obaku se puso frente a su maestro. El maestro no decía nada y súbitamente Obaku golpeó a Hyakujo en la cara, pensando que iba a darle él primero. Hyakujo contestó: 

Hasta ahora pensaba que era el único en tener la barba y los bigotes rojos de Bodhidharma, pero ¡ahora hay otro! Después estalló de risa. 

 

Entonces ¿y si hubiera contestado de otra manera? O si no hubiera contestado nada ¿cómo habría renacido el maestro? Con los ¿y si…? podemos rehacer de nuevo el pasado. Pero no, el mundo pasado fue tal como fue y nosotros tan a menudo somos sus marionetas.

Karma significa acción, que puede ser de tres tipos: acción del cuerpo, acción de la palabra y acción de la conciencia, que se manifiesta en el pensamiento. Nadie ve el pensamiento, esto es muy práctico, pero debemos darnos cuenta que la conciencia puede generar un karma más fuerte que el del cuerpo o la palabra.

Algunas filosofías indias era progresivas (mecánicas, lineales) en relación con la causalidad moral o no moral: una causa mala al principio producía acciones malas, el karma malo se perpetuaba. Si había una causa justa al principio, el karma justo continuaba. Como una ley de acción-retribución directa y también colectiva. Pero no hay solo una acción que genera otra acción. Hay multitud de factores que entran en juego y producen otras posibilidades.   

El Buda enseñó que era errónea una visión determinista y la transformó incorporando la posibilidad que existe de cambiar el karma (algunas religiones indias negaban que circunstancias externas pudieran influir y modificar el karma). Con la práctica de zazen podemos profundizar y contemplar lo que somos; no estar superficiales, orgullosos de nuestra perfección, sino ir al fondo del ego. Ver y abandonar. El ver es ¡no escondas tus huellas, zorro! Abandonar es la vía del pájaro, no dejar huella en el cielo.

En el koan del zorro, el karma existe aquí y ahora. Aunque la acción se ha desarrollado miles de años antes con el resultado sufrido, todavía hay un rastro presente en la conciencia. La justicia sanciona solamente los actos materiales, pero no los actos de la conciencia. Cuando el acto del cuerpo no tiene lugar, entonces el problema no se presenta. Sin embargo la semilla de la acción está en la conciencia y, aunque haya condiciones favorables para ello, depende de nosotros que se materialice o no. El Maestro Deshimaru hablaba del karma no manifestado. Una acción que abandonamos, abandonamos, abandonamos hasta su extinción y en ese momento este karma no se manifiesta más, desaparece. 

 

En el Shobogenzo del maestro Dogen se encuentran dos capítulos relacionados con la historia del zorro salvaje. Uno de ellos se llama Dai Shugyo  que se traduce por Gran Práctica. Está claro que Dogen va a descascarar la historia del zorro para que alcancemos una comprensión auténtica.

Dogen identifica los dos personajes principales a través del nombre de la montaña. Antiguamente los nombres de los maestros que dirigían los templos venían de la montaña donde estaban ubicados. Entonces el Hyakujo del presente vivía en la montaña Hyakujo y el viejo hombre que escuchaba sus conferencias también había enseñado en la montaña Hyakujo en un tiempo muy alejado, la época del Buda Kashyapa. Así que en esta historia hay dos Hyakujo, el del presente y el del pasado.

El poema de Daichi se llama La montaña del karma y el maestro Dogen nos dice que esa montaña no depende del cambio de los tiempos. El monte del karma es la montaña de aquí y ahora para cada uno de nosotros. Es decir, que tenemos que reflexionar a partir de esta historia  que se ha transmitido  desde hace siglos o milenios incluso. Tenemos que reflexionar a partir de nuestra vida, de nuestra propia experiencia, de las causas y efectos, del caer o no caer y del esconder huellas o no esconder huellas.

Mi maestro decía: Mientras hacemos una cosa es imposible hacer otra. Si desatendemos el primer movimiento estamos malogrando el segundo. Una sola cosa a la vez –así podemos realmente y completamente saber lo que estamos haciendo.

 

Lo importante, dice el maestro Dogen, es la pregunta que el estudiante hace al Hyakujo del pasado: ¿Una persona que establece la Gran Práctica cae en la ley de causa y efecto? Esta pregunta, dice Dogen, antes nunca había existido y podemos decir que es oída raramente.  Cuando hemos buscado a tientas y comprendido la Gran Práctica, esto es una causa y efecto en sí misma. Porque esta causa y efecto es siempre el pleno cumplimiento de causas y el pleno cumplimiento de efectos, nunca ha albergado discusión sobre caer o no caer, dice Dogen. Una persona de la Gran Práctica tiene grandes causas y efectos – es evidente, y nunca se ha acomodado a las palabras caer o no caer o esconder sus huellas o no esconder sus huellas. No se trata de eso.

El Hyakujo del pasado dice: Desde aquel día de mi respuesta equivocada me he visto reducido a entrar en el cuerpo de un zorro salvaje durante 500 vidas. Dogen nos pregunta: ¿Qué es entrar en el cuerpo de un zorro salvaje? No es que un zorro salvaje que ya existía atrajera con engaños al Hyakujō pasado. No es posible, no ocurre así. Y es imposible que el Hyakujō pasado fuera originalmente un zorro salvaje. La afirmación de que el alma del Hyakujō pasado le deja y fuerza su entrada en el cuerpo de un zorro salvaje es no-budismo; y un zorro salvaje no puede llegar de repente y tragarse al Hyakujō pasado. Si decimos que el Hyakujō pasado va y se cambia a un zorro salvaje, debe deshacerse primero de su cuerpo para poder entrar en el de un zorro. ¡Un maestro de la montaña Hyakujō nunca puede ser relevado por un zorro salvaje! ¿Cómo podría la “causa-efecto” ser así? Causa-efecto no es originalmente existente ni tampoco iniciada. Causa-efecto nunca espera ociosamente por una persona. Incluso si la respuesta “no caen en la causa-efecto” es equivocada, el que responde puede que no siempre tenga que acabar en el cuerpo de un zorro salvaje.

Si –dice Dogen, fiel a su estilo– verse en el cuerpo de un zorro salvaje fuera el resultado kármico inevitable de responder equivocadamente a la pregunta del estudiante, entonces los Rinzai y Tokusan de tiempos recientes, junto con sus discípulos ¿en cuántos miles y decenas de miles de zorros salvajes habrían ido a caer? (…) Pudiera decirse que no han cometido semejante error, pero el hecho es que se han dado muchas respuestas rarísimas y confusas mucho peores que “no caen en la causa-efecto”. (…) En conclusión, nunca se puede decir que como resultado de una respuesta equivocada uno toma el cuerpo de un zorro salvaje, o que como resultado de una respuesta justa uno no toma el cuerpo de un zorro salvaje. No funcionan así las causas y efectos.

Esta historia no dice cómo es el estado que queda después de librarse del cuerpo de un zorro salvaje pero es probable que, envuelta en una bolsa de piel, pueda haber una perla. Siempre Dogen nos empuja a considerar en nosotros mismos la transmisión del Dharma.

Esta historia del Hyakujo con el zorro salvaje se ha transmitido entre la sociedad zen budista. La cuestión de esta historia es el zorro salvaje de nuestro propio karma aquí y ahora. No es el zorro salvaje lo que estudiamos en la práctica, sino que estudiamos la práctica en la práctica, estudiamos el karma en el karma.

Entonces algunos que nunca han oído o visto el Dharma del Buda dicen: cuando nos hemos liberado completamente del cuerpo del zorro salvaje, volvemos al océano del despertar original. Es el pensamiento común, de esperanza, pero no es el Dharma de Buda.

Si decimos que un zorro salvaje no es la naturaleza original y que no hay despertar original en un zorro salvaje, eso no es el Dharma del Buda. Si decimos que cuando realizamos el gran despertar hemos salido y dejado el cuerpo de un zorro salvaje, esto entonces no sería el gran despertar del zorro salvaje, y haríamos que el zorro salvaje no sirviera de nada. Buda y todas las existencias están en unidad y el cuerpo del zorro salvaje no está tirado fuera de todas las existencias, no hay nada fuera. No se puede quitar nada del despertar del Buda. No se puede quitar nada de la naturaleza original de las cosas. Este karma que va y viene es también el karma de la Gran Práctica, Dai Shugyo.

Fumai kuramasanai!  ¡No escondas tus huellas, zorro! El maestro Dogen considera las palabras de Hyakujo como palabras de transformación, porque en el momento de oír esta frase el Hyakujo del pasado se despertó, acabó con sus quinientas vidas con cuerpo de zorro salvaje.

No escondas tus huellas significa: no seas ignorante de la ley de causa y efecto.  No obstante cuando un maestro da una palabra o una frase de transformación, lo importante es que haya alguien para escucharla, realizarla, transformarse con ella. Sin embargo muy a menudo no hay nadie –hay alguien pero no escucha, no realiza la verdad de la palabra o la frase.

Dogen va más allá. Dice: Desde el pasado de los tiempos las montañas, los ríos y la tierra han estado dando palabras de transformación, repitiéndolas una y otra vez,  pero el hombre viejo no ha podido librarse de sus quinientas vidas de zorro salvaje, transformarse, despertarse. No ha estado presente para escuchar.

También cuando practicamos en el dojo hay palabras y sonidos de transformación, más allá de la enseñanza formal. Por ejemplo el sonido del kyosaku ayuda a la concentración y provoca la liberación. Cuando el kyosakuman canta el Maka Hannya Haramita Shingyo al final del zazen, la voz no debe ser su voz personal, debe ser la voz que nace de la energía de zazen, una voz anónima, no personal, solo un sonido del Dharma que lleva con él todas las existencias. Cuando toda la sangha canta el Hannya Shingyo con armonía y energía  el sutra entonces vuela más allá de las paredes del dojo.

 

El no-caído, el no-sin huellas son normales en la dificultad dice Daichi

Muchos maestros del pasado han optado a través de los tiempos por afirmar que las expresiones “no caer en las causas y efectos” y “no esconder las huellas” son igualmente válidas. Pero si nunca han alcanzado la experiencia física de “no caer en las causas y efectos” y “no esconder las huellas” por la corriente (por efecto) de estas mismas palabras, entonces ni experimentan la piel, la carne, los huesos y la médula de caer en el cuerpo de un zorro salvaje, ni experimentan la piel, la carne, los huesos y la médula de liberarse del cuerpo de zorro salvaje. Si la cabeza no está correcta, la cola nunca lo estará.

 Dogen nos dice que este koan debemos resolverlo nosotros mismos con nuestro propio karma, que no es la historia del Hyakujo del pasado sino la historia de Silvana de ahora o del Enrique de ahora, del Agustín de ahora, de cualquier persona que practica la Vía concretamente.

Entonces para aclararnos el Hyakujo del pasado dice: Desde entonces he caído en el cuerpo de un zorro salvaje durante quinientas vidas, pero ¿Qué significa? ¿Qué es el sujeto que cae y qué es el objeto donde se ha caído?

Dogen dice: En el momento de caer en el cuerpo de un zorro salvaje ¿qué forma y qué grados tiene el universo que viene del pasado? ¿Por qué las palabras “no caer en las causas y efectos” deben producir quinientas repeticiones? Y en lo que respecta al resto de piel que ahora está al pie de una roca en la montaña detrás el templo ¿de qué sitio debemos pensar que ha venido precisamente? Decir que “no caen en causa-efecto” es caer en el cuerpo de un zorro salvaje, y oír “no escondas tus huellas (no escondas tu causa-efecto)” es liberarse del cuerpo de zorro salvaje.

Desde los tiempos antiguos la gente ha dicho: Porque “no caen en causa y efecto” es una expresión que parece refutar la causa y efecto, el que la dice cae”. Esta afirmación no tiene motivo; proviene de gente que está en la oscuridad. Incluso si el Hyakujō del pasado tiene la ocasión de decir “no caen en las causas y efectos” él tiene el estado en el que es imposible que la “Gran Práctica” engañe a los demás, y a él le es imposible refutar (negar, evitar) la causa-efecto. Entonces Dogen protege totalmente al Hyakujo del pasado como una persona, un maestro de la Gran Práctica Dai Shugyo que no puede engañar a los demás.

Además –dice Dogen– se dice también alternativamente: El significado de “no escondas tus huellas zorro” – que es como decir “no seas ignorante de la causa y efecto”– es que, porque la Gran Práctica transciende las propias causas y efectos, (ella) libera del cuerpo de zorro salvaje. Verdaderamente  esto es un ochenta o noventa por ciento de realización  de estudiar en la práctica.

Entonces Dogen pregunta de nuevo: ¿Cómo puede saber un zorro salvaje que ha vivido esa vida quinientas veces? ¡Es imposible! No tiene inteligencia ni siquiera para darse cuenta que ha vivido una vida, igual que muchos de nosotros no tenemos la inteligencia de darnos cuenta que estamos viviendo una vida. No escondas tus huellas son las huellas de este karma que pensamos ignorar. No seas ignorante de tu karma, de estas repeticiones que te joden la vida. Aquí viene la palabra de emancipación: Fumai Kuramasanai! ¡Despiértate zorro! ¡Encuentra tu verdadera naturaleza!

Dogen nos hace una pregunta, nos enseña cómo estudiar los textos antiguos sin engañarnos con las cosas fantásticas, maravillosas. ¿Cómo puede saber un zorro salvaje que ha vivido quinientas vidas? Cuando un zorro salvaje sabe sin duda que cae en un cuerpo de zorro salvaje en cada una de sus quinientas vidas, entonces la realidad está realizada; el zorro salvaje es un buda. No conoce totalmente toda una vida completa: hay ocasiones en que sabe y hay ocasiones en que no sabe. Puesto que cuerpo y saber no empiezan y terminan juntos , es imposible contar quinientas vidas. Si es imposible contar quinientas vidas, las palabras “quinientas vidas” pueden ser una ficción. Dogen pone en duda directamente las palabras del Hyakujo del pasado cuando dice que por una equivocación se ha encontrado en el cuerpo de un zorro salvaje quinientas vidas seguidas.

Si para un ser humano es difícil realizar la realidad de su existencia mucho más aún lo es para un zorro. Si el zorro salvaje realiza totalmente su vida de zorro, entonces es un buda y no tiene nada que hacer en el cuerpo de un zorro salvaje.

Si alguien dice que un zorro salvaje sabe porque utiliza una inteligencia distinta a la de un zorro salvaje, entonces no es el saber de un zorro salvaje. Será el de “otro” que no conocemos. (…) Sin una ruta de comprensión clara acerca de saber y no saber, no podemos hablar de “caer en el cuerpo de un zorro salvaje” y sin caer en el cuerpo de un zorro salvaje no puede haber “liberarse del cuerpo de un zorro salvaje”. Dogen desmonta totalmente la historia de Hyakujo y el zorro.

Dogen dice que si no hay ‘caída’ por el karma de la respuesta equivocada, ni liberación por la palabra liberadora del Hyakujo del presente, no puede haber Hyakujo del pasado, es una fantasía. Si no hay Hyakujo del pasado no puede haber Hyakujo del presente. Esta historia nunca ha sucedido. Dogen nos aconseja reflexionar de esta forma y poner así en aprietos todas las falacias oídas una y otra vez a lo largo del pasado.

Además el Hyakujo del pasado dice al Hyakujo del presente: por favor celebre para mí la ceremonia funeraria destinada a un monje difunto. Dogen se enfada un poco: Esas palabras no deberían ser así. (…) Se trata de lo siguiente: ¿Cómo podría un zorro salvaje ser un monje difunto, sin haber recibido los preceptos, sin haber tenido la experiencia de las sesshin, sin un comportamiento digno y sin los principios de un monje?

Si un ser así puede recibir (sin problema, así por las buenas) una ceremonia de monje difunto, con más razón puede recibirla cualquier persona sin haber tenido la práctica de un monje, sin haber abandonado la vida de familia, sin haber practicado año tras año en los campos de verano. Cualquiera podría decir: ‘Necesito esta ceremonia’ y habría que celebrarla. Tal ceremonia nunca ha sido auténticamente transmitida en el budismo y no está autorizada.

(…) Incluso si un zorro salvaje muerto al pie de una roca afirma que él es el Hyakujo del pasado ¿cómo puede estar presente en él la conducta de un monje pleno? ¿Cómo puede  tener los huesos y la médula de un patriarca budista o una matriarca budista? ¿Quién es testigo de que se trata del Hyakujo pasado? No desprecien ni trivialicen los estándares sobre el Dharma de los patriarcas budistas aceptando sin más como verdadera la transmutación extravagante del fantasma de un zorro salvaje. Como descendientes de los patriarcas y matriarcas budistas, den peso a los estándares de los patriarcas budistas en relación con el Dharma. Nunca concedan una petición como hizo Hyakujo. Es difícil encontrar siquiera una materia o un método; no se dejen influenciar por la vulgaridad secular, no se dejen llevar por los sentimientos humanos. En este país de Japón las formas de los budas y las formas de los patriarcas han sido muy difíciles de encontrar y muy difíciles de oírconcluye Dogen.

 

Difíciles son el no-caído, el no-sin huellas para la vía normal.

El no-sin huellas, el no-caído son normales en la dificultad.

Al pie de la montaña de Hyakujo hay un camino recto.

¿Quién va por ese camino con el grupo de zorros salvajes?

El karma existe (opera) aquí y ahora. Cada uno de nosotros nos volvemos un zorro salvaje cuando caemos en el karma (nos dejamos arrastrar por él). No es una historia del pasado, la montaña del karma es la montaña de aquí y ahora.