Escondiendo su cuerpo entre el paisaje de llovizna y niebla,
Huyendo de la calle poblada sin pisar su polvo,
Se va cubriendo la cabeza con una flor de bambú en la mano
¿A quién dar la mitad de la nube?

 

El shusso siempre se sienta a la derecha del jefe del dojo. Es el discípulo número uno – shusso distingue a un gran discípulo.

El que figura en el título del poema, llamado Ko, tiene por nombre Enganeko, que significa Vida Dulce. Fue un gran discípulo del maestro Soji que vivió en el templo de Engaku-ji en Kamakura y murió en 1365. Era un monje rinzai, amigo de Daichi, que vivía en la montaña, acompañado por la bruma y no seguía más la civilización.

Huyendo de la calle poblada sin pisar su polvo. Como el maestro Dogen en los poemas del Eihei Koroku, Daichi utiliza la imagen del polvo rojo de la ciudad, de la sociedad.

La flor del miscanthus –que en japonés se llama Kaya– es más grande y más dulce que la flor de bambú. Es una flor de otoño, pobre, sin colores, una flor apacible y serena.

Ko se cubre la cabeza con la flor. Este verso describe su vida sencilla sin decoración. Vive con simpleza, solamente practica zazen, come guenmai, bebe agua, te. Una existencia muy sencilla como si viviera entre las nubes.

 

¿A quién dar la mitad de la nube? Aquí el maestro Daichi se inspira en la relación que hubo entre el Buda Sakyamuni y Mahakasyapa. Los dos eran de familias de la nobleza; a pesar de ello los dos se habían inclinado hacia el ascetismo.

Cuando alcanzó el Despertar bajo el árbol de la bodhi, el Buda Sakyamuni abandonó el ascetismo y se concentró en la Vía del Medio. En cambio Makahasyapa siguió siendo un asceta que nunca dormía bajo un techo y comía un grano de arroz al día. Aunque los demás discípulos del Buda lo criticaban porque no seguía la enseñanza de la Vía del Medio, sin embargo en el Pico del Buitre Buda compartió su asiento con él, la mitad de una nube.

¿A quién dar la mitad de la nube? También la nube es el símbolo del monje zen, sin sustancia, que se mueve siguiendo el viento y le complacen las vertientes de las montañas verdes donde se ubican los templos. La nube no tiene posesiones, y puede cambiar de forma para volverse agua, nieve, hielo. La nube es independiente. ¿Quién está aquí para compartir la mitad de una nube?